Me hiciste daño, tal vez sin quererlo, acaso ¿eso importa?, no lo sé. Perdí lo único que le daba sentido a mi vida, perdí lo que me hacía sentir felíz, perdí mi mundo y a cambio recibí el olvido, el olvido de todo lo que hice y de todos a quienes conocí. Recibí el desprecio de quienes son el motor de mi vida.
¿Qué me queda? un motor sin rumbo ni dirección. Una vida dedicada a todo, menos a lo que quería ser y lograr. Una vida con cimientos pero sin paredes, quedaron paredes derrumbadas, paredes que tardé mucho en construir y que con un soplo tuyo se vinieron abajo, porque tu traición no solo fue en un sentido, no solo fue hacia una persona, porque tu traición afectó a muchos. Dejaste mi vida con un camino roto y destruiste la meta que estaba a punto de alcanzar.
¿Acaso ese era el fin de todo y al no gustarme, no lo quiero ver? ¿acaso me parece un fin simple, casi miserable o algo que cualquiera puede hacer?
Quería ver la meta a mis pies, quería sentirla y saber qué había adelante, y no lo sabré porque ese camino se rompió sin haber terminado de seguirlo y ahora sin casi emoción alguna, con mucha tristeza, debo buscar otro y desde el sitio en el que estoy no veo uno que me haga sentir el deseo de empezar.
- † Camila Borzillo
- Soy compulsiva y arriesgada. Soy muy vergonzosa al principio, hasta que entro en confianza. Mi malhumor siempre molesta a los demás, pero es mi forma de ser y los que me quieren me aceptan tal cual soy. Soy muy rencorosa, en exceso para mi gusto, nunca me olvido de nada, me acuerdo de todas las cosas que me hicieron mal. Depresiva, la depresión me ayuda a encontrar mi forma de ser. Demasiado cerrada, no me gusta compartir mis problemas, ni cosas mias, prefiero guardarmelas para mi. Muy sensible, y excesivamente celosa. Más allá de todos mis defectos, me considero una persona confiable, honesta y leal. Mi verguenza hace que discimule mis sentimientos y sobre todo mis penas. Generalmente hablo sin pensar. Me gusta la soledad, me falta madurez.